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Humillados por la Republica


Durante la revolución industrial, la gente fue desplazada a la fuerza del campo a ciudades o complejos industriales donde había fábricas o minas. Karl Marx convirtió a estos desplazados en una clase, el proletariado. En los años 70, se les desposeyó de sus lugares de trabajo trasladando sus fuentes de ingresos al extranjero. Las empresas, que buscaban aumentar sus márgenes, los trataron como si tuvieran más en comparación con los empleados de los países entonces subdesarrollados. Desde los años 80, en las ciudades abandonadas todo ha cerrado. Ni trenes, ni oficinas de correos, ni bibliotecas, ni escuelas, ni médicos.

En The lost Continent, Bill Bryson alquila un coche y se adentra en estos desiertos. Ve a esta gente abandonada. Como consecuencia del hundimiento del valor de la tierra y de las empresas, los pequeños comercios han desaparecido. Lo que queda son supermercados, parques empresariales y establecimientos de comida rápida. Lo que queda son los industriales agrónomos que han creado granjas concentradas dirigidas por un puñado de personas. En estos lugares se paga el salario mínimo a todos los trabajadores, cuando no benefician de las prestaciones sociales mínimas. Las ciudades y el campo se han vuelto más feos, construidos a bajo precio.

En los años 90, Clinton, Blair, Zapatero, Schröder y Jospin devolvieron fábricas de China y los países prosperaron. Pero estas empresas no se instalaron en zonas carentes de infraestructuras y servicios. Se fueron a las ciudades, ampliando aún más la brecha existente. La izquierda ha intentado abolir los privilegios para promover la meritocracia. Pero el resultado ha sido hacer recaer la culpa sobre estos habitantes olvidados de la República, a pesar de que no han tenido ninguna oportunidad. Estos olvidados que habían votado a la izquierda se sintieron decepcionados por el neoliberalismo y dejaron de votar.

El economista Paul Collier ha demostrado que, con esta concentración de la riqueza en las ciudades, los precios de la vivienda se han disparado. Son los propietarios de viviendas quienes se han enriquecido, aunque no contribuyan a la riqueza del país. Esta explosión del precio de la vivienda ha provocado que los habitantes de las zonas olvidadas no puedan, por ejemplo, enviar a sus hijos a estudiar a las ciudades. Con las mínimas prestaciones sociales, la ciudad es inaccesible. A principios de los años 2000, el 90% de los representantes electos eran propietarios de viviendas. Así que no tenían ningún interés en desarrollar estas zonas olvidadas, porque eso habría hecho bajar los precios de la propiedad en la ciudad.

El Brexit hizo posible conseguir que votaran esas personas olvidadas que ya no lo hacían. En 2015, Dominic Cummings se dio cuenta de que podía utilizar las redes sociales para llegar a la gente que no solía votar: cada persona recibiría un mensaje personalizado.

Se acusa a los agricultores de contaminar el planeta cuando en realidad no tienen margen de maniobra, ya que viven de las subvenciones. Hay que apoyarles económicamente para que puedan utilizar la permacultura y la agricultura ecológica para recomponer unos suelos que se convertirán en desiertos si no hacemos nada.

Es la población que más se droga porque piensa que es culpa suya si no se las arregla, o culpa a los inmigrantes. Hay que atajar las verdaderas causas de estas plagas, es decir, los políticos que los ignoran.

La extrema derecha es el único partido que les interpela, y cada vez ganan más poder en las elecciones. Los humillados acaban siendo vulnerables al odio. Facebook e Instagram han permitido a estos partidos de extrema derecha conectar con personas suficientemente vulnerables para que les voten. La adquisición de Twitter por Elon Musc es un paso en la misma dirección.

Necesitamos urgentemente restablecer los servicios que deberían ser públicos: ferrocarril, correos, biblioteca, escuela, ocio, cultura y hospitales. Pero no por la fuerza. Se obliga a los fisioterapeutas a instalarse en estos desiertos. Pero si hubiera servicios públicos, vendrían por sí solos, como las empresas. ¡Hay que impulsar la actividad!

Hay que devolver el poder a los pueblos para que los servicios públicos estén al alcance de todos.

Paul Collier – The Future of Capitalism – Facing the New Anxieties: https://www.penguin.co.uk/books/307625/the-future-of-capitalism-by-collier-paul/9780141987255

Classe moyenne – Les révoltés – ARTE: https://boutique.arte.tv/detail/classe-moyenne-les-revoltes

USA : Arizona, seniors sans-abris | ARTE Reportage: https://youtu.be/oBXkCof-yps?feature=shared

Traducido con DeepL.com (versión gratuita)

Aurianne Or by Aurianne Or is licensed under CC BY-NC 4.0